El gobierno provincial analiza estrategias para fortalecer el mercado de carne de cordero y potenciar una activad que tiene un gran futuro.
Como a una cadena a la que le faltan eslabones, la producción ovina en la Argentina está inconexa. No es que el ciclo de cría y posterior comercialización no llegue a completarse, pero existen una serie de fallas que impiden que la rueda gire de manera constante y fluida.
Eso hace que, más allá del gran potencial que tiene la actividad, todavía la carne de cordero no sea una alternativa concreta en la mesa de los argentinos y que tampoco sea una mercancía que cruce las fronteras con asiduidad y en volúmenes importantes.
Vamos a los números: aún con la baja del consumo a consecuencia de la crisis económica, los argentinos consumen, en promedio, 56 kilos de carne vacuna por habitante y por año. Otro tanto suman unidas las carnes de pollo y de cerdo, que ganaron terreno gracias a que se ofrecen a un precio más bajo que la preferida históricamente en el país. Y después viene la de cordero, con apenas un poco más de un kilo por habitante y por año, lo que indica que hay mucho por trabajar para ganar un lugar en el menú diario de los argentinos.
En torno a eso y otros cabos sueltos que debe atar la ganadería ovina giró la jornada que organizó el Ministerio de Producción en Villa Mercedes hace algunas semanas, que decidieron llevar adelante ante la inquietud y el interés de un grupo de productores locales que apuestan por las ovejas como una fuente laboral y una forma de vida.
Al salón del Centro Ganadero de la localidad llegaron unos treinta criadores convocados por la Unión Ejecutora Provincial (UEP), el organismo encargado de regular en San Luis las reglamentaciones nacionales que otorgan beneficios para de este tipo de animales y también para los que crían caprinos.
En principio, el objetivo de la jornada era mostrar en un pantallazo cómo funciona la cadena en el país y debatir sobre sus principales falencias, como respuesta a una demanda de más capacitaciones que los criadores le habían hecho a la UEP. Pero también sirvió como puntapié inicial para sentar las bases de un plan que la Provincia prepara para potenciar y formalizar la actividad en el territorio puntano.
“Buscamos generar más vínculos con los productores porque tenemos la idea concreta de desarrollar más la producción ovina en San Luis. Ante los precios elevados que tiene la carne vacuna, creemos que hay una oportunidad concreta para los productores de otras carnes de fortalecerse como alternativa y generar más ingresos económicos para los establecimientos”, expresó en la apertura Juan Manuel Celi Preti, funcionario de la cartera productiva (es jefe del Subprograma Producción Pecuaria) y presidente de la UEP.
Por su parte, el jefe del área Sanidad Animal, Juan Pablo Rey, hizo un repaso del paquete de programas y beneficios que ya tiene el ministerio que conduce Sergio Freixes para apoyar a los trabajadores rurales, en especial a aquellos que tienen explotaciones de baja escala. Por eso habló en detalle de la Feria de Pequeños y Medianos Productores, el desarrollo de un módulo genético modelo en Sol Puntano y las diversas ayudas que realiza el área Arraigo Rural a través de la entrega de pantallas, heladeras y calefones solares, entre otros.
Pero más allá de las acciones que ya están en marcha, los funcionarios anticiparon que planifican estrategias específicas para apuntalar una de las etapas más débiles del mercado ovino: la comercialización, verdadero cuello de botella debido a la falta de oportunidades. Las novedades, aseguraron, llegarán más temprano que tarde.
Números imprecisos
Para tener una visión completa de la cría de corderos en Argentina, la UEP y el ministerio convocaron a técnicos de la Secretaría de Agroindustria de la Nación, que también buscan resolver problemas que son exclusivos de San Luis.
El veterinario Raúl Errasti fue el encargado de graficar el mapa de la producción en el país y la distribución de los rodeos en el territorio nacional. Pero en ese punto ya existen dificultades, porque si bien hay ciertas cifras sobre el stock de majadas con los que cuenta cada provincia, no terminan de reflejar la realidad de lo que sucede tranqueras adentro.
Sucede que los únicos datos que hay disponibles en la actualidad son los que se obtienen en las campañas de vacunación que realiza Senasa, en donde la declaración de la cantidad de ovejas que tiene cada productor depende simplemente de una cuestión de buena voluntad.
Según esos registros, existen 93.794 productores ovinos en el país, que cuentan con 14.476.060 ejemplares en total. Un 59% de esos animales están concentrados en la Patagonia, donde las ovejas son la actividad primaria de los establecimientos agropecuarios, ya sea a través de la venta de carne o de lana. El resto del stock se completa con un 19% en la zona centro, un 14% en el Noreste, un 6% el Noroeste, y apenas un 2% en Cuyo. Esas mismas estadísticas hablan de que en la Provincia de San Luis hay una existencia aproximada de 100.000 ovinos, pero las estimaciones que realizan el Gobierno y los mismos integrantes del rubro es que en realidad hay al menos unos 150.000. La que gana en estos casos es la informalidad…
No contar con registros certeros es una de las grandes barreras con las que choca el Estado a la hora poder generar políticas para el sector, y tampoco permite tener un panorama preciso sobre si la oferta disponible es suficiente para cubrir la demanda existente. No hay datos, no hay certezas. Así de simple.