Uruguay
¿Morirán los compartimentos ovinos de alta bioseguridad?

Desánimo e incertidumbre se apoderaron de los productores ovejeros y prácticamente no se engordaron corderos usando esta herramienta.

 


Durante más de seis años Uruguay exportó carne ovina con hueso a Estados Unidos utilizando el compartimento ovino de alta bioseguridad, derribando mitos y la barrera de la fiebre aftosa, cuando es utilizada como un obstáculo no arancelario y nada tiene que ver con lo sanitario.
Este año la situación desastrosa por la que atraviesa el mercado mundial de carnes, los costos y la sequía, ocasionaron que prácticamente no se produjeran corderos usando esa gran herramienta que Uruguay lo supo adaptar al ovino. ¿Será que quedará en desuso luego de todo lo que costó que se aprobara?

El sector ovino está preocupado. Se niega a que la oveja sea una especie en extinción y especialmente se niega a perder esta herramienta sanitaria, fiel ejemplo de la integración del sector público (los servicios sanitarios) el privado (léase profesión liberal y productores que son los grandes protagonistas.

Por un lado, Uruguay sigue intentando destrabar el ingreso de carne ovina con hueso procedente del compartimento ovino de alta bioseguridad en otros mercados y somos utilizados como ejemplo por otros países. Por el otro, el mercado es tirano, al igual que los costos y le ponen freno al uso de esta figura, quitándole atractivo.

En agosto de 2013 llegó a Estados Unidos el primer cargamento de carne ovina sin hueso y desde entonces Uruguay se mantuvo como el único país en el mundo que siendo libre de fiebre aftosa con el uso de vacunación, logró entrar con ese producto en ese estricto destino comercial. Con los años se habilitaron 15 compartimentos ovinos de alta bioseguridad, todos en manos de privados y estrictamente controlados por los Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que es quien los habilita y audita. Por año se producían más de 20.000 corderos, con 40 días en el compartimento. Este año prácticamente no se produjeron corderos con ese destino y eso repercute en toda la cadena ovina, pero principalmente en los pequeños predios criadores que producían ese cordero para el compartimento, que además de otros pesos, lleva todo un paquete sanitario especial.

Situación. El compartimento de alta bioseguridad está avalado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (hoy OMSA) y en su momento este organismo internacional apoyó a Uruguay cuando aplicó esa figura sanitaria en el ovino (antes se había aplicado en aves y cerdos). El primero se hizo en el Campo Experimental “Dr. Alberto Gallinal”, en el predio del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y luego, en una segunda fase, se aplicó esta alternativa en predios comerciales dedicados al ovino.

“Es un año complicado por problemas comerciales internacionales y especialmente en el mercado de la carne, con los números llegábamos justos y por los costos caros existentes, el productor embarcó sus corderos como pesados, sabiendo las dificultades, ya no solo internacionales, sino también a nivel interno”, explicó a Rurales El País el Dr. Jorge Bonino Morlán, asesor privado, delegado de la Asociación Rural del Uruguay en la OMSA y negociador por el sector privado de esta figura, conjuntamente con las autoridades sanitarias uruguayas.

“Es preocupante lo que está pasando, no sólo porque hay que defender la figura del compartimento ovino de alta bioseguridad, sino porque la cadena ovina está debilitada”, detalló el profesional. Las lanas medias y gruesas venían con un mercado deprimido y en muchos casos los productores tienen 4 zafras sin vender en los galpones. El único rubro que venía bien era la carne ovina y el mercado se pinchó. “La industria tiene sus razones comerciales, razones de mercado y operativas, es su negocio no nos podemos meter”, reconoció Bonino, pero aun así le pidió a ese sector “un esfuerzo”.

Por otro lado, el veterinario y asesor privado, dijo haber solicitado la atención de las autoridades políticas uruguayas, porque es muy importante esta figura sanitaria. “Es un gran logro de Uruguay que nunca lo hemos apreciado en la real medida el hecho de poder ingresar a Estados Unidos carne con hueso en Estados Unidos”, afirmó Bonino.

La apertura de Estados Unidos para la carne ovina con hueso, así como la apertura de Japón para lenguas, son dos iconos que prestigian el status sanitario uruguayo y le abren camino en el mundo, porque hablan de su credibilidad.

Bonino insistió: “muchas veces nos olvidamos que somos un país chico que cuenta con una oferta chica y si tenemos buenos mercados y buena comercialización, se debe al trabajo de muchos años entre el sector público y el privado, además de a una política de Estado en sanidad. Se logró un prestigio y una credibilidad en las acciones que emprende Uruguay, que verdaderamente nos brinda tranquilidad, porque los mercados confían en la seguridad alimentaria, en la inocuidad y en cómo se produce en Uruguay, contemplando el bienestar animal y no agredir al medio ambiente. Esos son atributos que Uruguay siempre mantuvo a lo largo de los años en sus producciones”.

Peleando para no dejar morir la figura del compartimento ovino de alta bioseguridad y defendiéndolo con todo, Bonino adelantó que promueve, sobre fines de año, “una reunión con los principales protagonistas de la cadena ovina de la carne y fundamentalmente, considerar qué pasará con el compartimento”. Es más, insistió en que “hay que seguirla defendiendo y mantenerla de cualquier manera y si bien no se están dando las condiciones, esperemos a que se vuelvan a dar”.

Buen negocio. Al igual que otros técnicos y algunos tozudos productores que llevan la oveja en el alma, Bonino recordó que “el ovino es buen negocio y calza bien en todos los sistemas productivos. Uruguay no produce grandes volúmenes, pero la producción ovina es rentable, aunque no cifre”. Para muchos “la oveja es la vaca de los pobres”, afianza a la gente en el campo y brinda oportunidades a los asalariados rurales y pequeños productores.

Además de los costos y los mercados, hay otros problemas que aprietan al rubro ovino y no lo dejan crecer, como predadores, el abigeato, las prohibiciones que rigen sobre la faena predial y en especial, los ataques de perros con y sin dueño sobre las majadas. Esos factores castigan sicológicamente a los productores, sacándoles las ganas de tener ovinos.

“Estamos convencidos que el ovino no puede desaparecer de nuestro sistema de producción porque es el complemento ideal para intervenir en cualquier sistema productivo”, remarcó Bonino.

En camino. Entre los debe de Uruguay utilizando el compartimento ovino de alta bioseguridad está el instrumentar el envío a Estados Unidos de cortes con hueso, no sólo de carcasas. Incluso la meta es poder colocar cortes de animales adultos, debidamente identificados y sabiendo que no alcanzarán los precios de los cortes de corderos.

En el marco de las conversaciones con este destino también estaría encaminada la posibilidad de bajar de 40 a 30 días el tiempo de los ovinos en el compartimento de alta bioseguridad, basándose en los más de 6 años de exportaciones y certificaciones que ofrecieron las máximas garantías.

A medio camino hay dos o tres compartimentos ovinos que no habían sido habilitados o en vías de instrumentación, que ahora deberán esperar la vuelta del mercado para encerrar corderos. Uruguay le mostró al mundo que se puede, que la fiebre aftosa no puede ser usada nunca más como una barrera para arancelaria y que cuando un país brinda las máximas garantías sanitarias en base a ciencia y encima cuenta con una sanidad reconocida por la OMSA, no puede recibir frenos a sus productos. Sólo hay que aguantar, el mercado de carne ovina retomará su dinamismo una vez consumidos los stock en China y otros destinos. Habrá que seguir negociando la apertura de nuevos mercados y con la tozudez de los ovejeros, el ovino volverá a mostrar que no puede ser eliminado de los campos uruguayos.
FUENTE EL PAIS UTUGUAY

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