Patagonia
La increíble historia de la mujer que logró hacer ropa de lujo con lana de la Patagonia

La increíble historia de la mujer que logró hacer ropa de lujo con lana de la Patagonia, ya tiene un local en Paris.

 

 

 


Su experiencia de vida y su desarrollo académico la llevaron a crear animaná, empresa social con certificación de triple impacto que elabora ropa, accesorios y elementos de decoración de diseño contemporáneo a base de fibras naturales.

Adriana Marina nació en Puerto Santa Cruz y es doctora en Economía, especialista en crecimiento, desarrollo local, desigualdad y pobreza en América latina. «Al vivir desde muy chiquita en la Patagonia argentina me indigné viendo que las fibras naturales se exportaban al mundo sin dejar valor agregado localmente y que por la falta de oportunidades los jóvenes se iban a la ciudad, cuando en sus comunidades de origen había un enorme potencial de desarrollo local», relata Marina.

Esta situación marcó su propósito y dedicó su vida y estudios a buscar una solución que no solo pudiera poner en valor la materia prima, sino también, la humana. «Fui testigo de situaciones de profunda desigualdad respecto a los trabajadores rurales, su pobreza y marginalización», relata y agrega: «Durante mis estudios como investigadora en temas de convergencia, desigualdad y crecimiento entendí de las injusticias cometidas en las cadenas de valor, la falta de conocimiento y acceso que dejaba a la base de la plataforma, productores, artesanos y PyMEs fuera de oportunidades enormes del mercado tanto local como global».

Los diseños de lujo de animaná.

Así, su experiencia de vida y su desarrollo académico la llevaron a crear animaná, empresa social con certificación de triple impacto que elabora ropa, accesorios y elementos de decoración de diseño contemporáneo a base de fibras naturales. En paralelo, Marina también creó la ONG Hecho Por Nosotros, que hoy posee estatus consultivo en Naciones Unidas y que promueve una alternativa a las formas de producción y consumo de la industria textil junto a productores de Argentina, Perú y Bolivia fomentando la colaboración entre artesanos y pequeños productores. Al momento, ya son 7500 los artesanos que trabajan gracias al impulso de la organización.

De esta manera, cada uno de los productos de animaná es creado en un proceso que respeta los ciclos de la naturaleza, de la mano de los mayores expertos del arte textil, en su mismo lugar de origen. Por ejemplo, el teñido de los hilos se realiza a partir de una tradición andina, con flores y plantas y las principales fibras usadas son la de los camélidos – llamas, alpacas, vicuñas y guanacos-. «Éstas permiten que tengamos un impacto positivo en la biodiversidad, luchar contra la desertificación y cultivar y procesar fibras sin ningún tratamiento químico», destaca Marina.

Las prendas ya se venden en París y otras boutiques del mundo.

Actualmente, animaná cuenta con un local en Buenos Aires, otro en París, venta online y presencia en boutiques de todo el mundo. «Reunimos a más de 5000 artesanos de los Andes que crean productos de lujo sustentable que transportan un mensaje de consumo responsable en acción, valores éticos en la industria de la moda y unión entre pasado y presente».

La exportación estuvo planteada en el business plan desde el principio. «Participamos en distintas ferias internacionales en Europa y Estados Unidos y trabajamos en alianza con boutiques y concept stores que buscan ofrecer productos únicos, de lujo y con un protagonismo del aspecto sustentable», cuenta Marina quien quiere llevar a animaná a «cada rincón del mundo». «Esto dependerá de que la tendencia creciente de las personas en el rol de consumidores crezca cada vez más para ser parte de un mundo mejor», cierra.

EN CIFRAS
Fundación: 2009.
Ciudad de origen: Puerto Santa Cruz.
Facturación anual: US$ 300.000.
Mercados a los que exportan: Francia, Estados Unidos, Canadá y China.
FUENTE APERTURA

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