El cierre de fronteras y el miedo a un posible contagio echa para atrás un viaje que Cruz tiene marcado en su agenda desde hace quince años.
La educación de los uruguayos y un método de “pelar” la oveja sin atarla son dos de las razones por las que los ganaderos españoles confían en los esquiladores de este pequeño país suramericano, que viajan desde hace años a Europa durante los meses de abril a junio, antes de que arranque la temporada de esquila en su lugar de origen.
Una peregrinación de hace quince años
Fue en 2005 cuando Edilio Cruz comenzó a viajar de Paysandú (noroeste de Uruguay) a Mallorca (España) por recomendación de su primo, residente en la isla desde hace años y “compañero de esquila”, explica en una conversación con Efeagro.
El familiar de Cruz comenzó a ganar más clientes y, por tanto, más ovejas que esquilar, pero no conseguía trabajadores en la zona, por lo que llamó a su primo y a otros uruguayos, instaurando lo que considera ya una “costumbre”.
Así, de abril a junio unos 300 esquiladores peregrinan cada año hacia España, atractivos para los empresarios por su “educación”, “menos problemas con la bebida” y una esquila suelta “más confortable para la oveja” en comparación con sus competidores europeos, destaca a Efeagro el coordinador de esquila del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), Carlos Piovani.
En la imagen, esquilador en una explotación de ovino de Lumbrales (Salamanca). EFE/Carlos García
Un esquilador pelando una oveja. Efeagro/Carlos García
En Uruguay, los esquiladores trabajan siguiendo el método “Tally Hi”, que mantiene suelta a la oveja, mientras que los españoles trabajan con el animal atado, relata Piovani, quien además subraya que el SUL les otorga certificados y cursos formativos, lo que genera confianza entre los ganaderos.
“La gente está acostumbrada acá a trabajar bien con los animales, a tratarlos bien, a cuidar la lana, a cuidar los portes… Todo eso en general hace la diferencia”, agrega Cruz.
Uruguay-España: ovejas y esquila diferente
Uruguay y España presentan varias diferencias que hace que no sea igual esquilar a uno y otro lado del Atlántico y a las que Cruz tuvo que adaptarse.
En el país suramericano, de gran tradición ovejera, los rebaños son más grandes y se esquilan en instalaciones acondicionadas para ello, asegura el uruguayo, mientras que en España muchas veces se esquila “al aire libre” o en “galpones (naves) sucios, con mucha tierra”.
Además, sigue Cruz, en Uruguay se trabaja unas dos horas y se para a descansar, mientras que en España se pueden hacer “muchas horas de corrido” pero, a cambio, vuelven a su casa por la noche, no como en Uruguay, que duermen en la finca del ganadero.
La oveja tampoco es la misma. En Mallorca, predominan las razas carniceras, más pesadas, frente a las laneras de Uruguay, detalla Cruz, a quien le costó adaptarse a trabajar con este animal él solo, ya que en su país se hace en equipo.
“Acá en Uruguay va una cuadrilla de esquila y va alguien para agarrar, alguien para levantar la lana, alguien para barrer la cancha, alguien para embolsar esa lana… Cada uno tiene su función”, asevera Cruz, que reconoce que puede llegar a esquilar 200 ovejas en una sola jornada.
A pesar de estas diferencias, el buen hacer ha ido consolidando una “relación de confianza” entre trabajadores y ganaderos.
Además, Uruguay puede presumir de esquiladores en todo el mundo, pues también viajan a Argentina y a Chile, así como a Estados Unidos, para trabajar en los meses que quedan libres del año, señala Piovani.
Un sector expectante por la COVID-19
A pesar de tener el pasaje comprado para este jueves, el cierre de fronteras y la suspensión de vuelos por el coronavirus impedirán que Cruz y otros 300 uruguayos viajen a España a esquilar.
“Está afectando mucho a su ingreso”, confiesa Piovani, porque los uruguayos van a España en los meses previos a la esquila “preparto” del país suramericano -de julio a noviembre- y eso les permite vivir de su oficio todo el año.
Salvo que pueda viajar en mayo -algo improbable-, Cruz no irá a España esta temporada porque no “vale la pena”, admite, pagar el vuelo y todas las gestiones para después trabajar en junio de vuelta en Uruguay.
Sin embargo, advierte, si se retrasa la temporada en España y sus compañeros sí deciden viajar en junio, Uruguay se quedará sin esquiladores.
“(En Uruguay) se esquila preparto. La oveja ya está preñada y tienen que esquilarlas sí o sí antes de parir”, avisa Cruz, quien apunta que no hacerlo puede causar problemas en la lana.
Por el momento, las ovejas de España siguen sin ser esquiladas, y los uruguayos viendo cómo avanza una pandemia que los expertos dicen no afecta al ganado, pero sí a la economía.