Pese a que el cordero magallánico goza de una reputación incuestionable dadas sus características organolépticas, de trazabilidad y entorno geográfico favorable en el que es criado -entre otras particularidades-, aún no cuenta con un sello de origen.
Lo anterior, preocupa al sector ganadero, por cuanto tal condición diferenciadora es cada vez más valorada en los mercados.
Y es que la ovina en la Patagonia chilena, no es ‘una más’, sino que muy por el contrario, aventaja a las de otras zonas del país, tanto por sus altos porcentajes de proteína, como por la cantidad superior de hierro y zinc, además de los bajos niveles de grasa.
Esto último, gracias a un sistema de crianza que en rigor no representa una carga de estrés en los animales, por tratarse de una ganadería extensiva donde el insumo básico de alimentación se encuentra prioritariamente en las praderas naturales.
Así las cosas, es importante mencionar que en Magallanes son 250 predios que tienen dedicación a la crianza de ovinos y es por dicha razón que alcanzar una denominación de origen cobra nuevos bríos para no pocos productores. En tal contexto, viene a colación un ejemplo motivador: esta semana y con el propósito de diferenciar la actividad ovina que se desarrolla en la cordillera de la Costa, la seremi de Agricultura de Los Lagos, lanzó los trabajos para obtener el sello de origen del cordero Künko, siendo ésta la tercera denominación de origen que se tramita en el territorio y que considera a raza que se distribuye entre Corral y Maullín.
Retomando la propuesta
Tal es la mirada -y tarea- que hoy toma impulso en Magallanes, más aún considerando que las inigualables condiciones fitosanitarias a nivel productivo son suficientemente meritorias para alcanzar la anhelada diferenciación, algo en lo que el seremi de Agricultura, José Fernández Dübrock sostiene, hay optimismo. “Estamos avanzando en esto porque además hay una tentativa del Ministerio de Economía, que está interesado en que todas las regiones tengan algún producto con sello de origen y uno de los que se está trabajando es justamente el cordero magallánico. La idea de esto último se ha venido trabajando y pensando hace varios años. En alguna oportunidad la Asociación de Ganaderos de Magallanes (Asogama) presentó una propuesta al Ministerio del Agro y al Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi), donde se le hicieron varias observaciones y eso quedó ahí por un tiempo. Pero este 2018, el tema se retomó por iniciativa del Programa Territorial Integrado (PTI) Ovino, lo que fue canalizado a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia). Este a su vez postuló a fondos de la Fundación de la Innovación Agraria, con el propósito de completar los antecedentes que faltaban del estudio presentado por Asogama. La información resultante será aportada a nuestro ministerio e Inapi, para salir adelante con este proyecto, lo que puede tomar fácilmente un año, significando que los corderos magallánicos podrían tener sello de origen en el transcurso de 2020. Otro de los aspectos importantes en la materia es que la certificación abarcará las distintas razas de la zona, con sus particularidades”, acotó el secretario ministerial.
José Fernández finalizó destacando que la obtención de un sello da ante todo, certezas. “Es decir, el animal que se compre en la carnicería tendrá una rotulación que señalará claramente a qué zona corresponde. Incluso un consumidor podría exigir un certificado que lo avale, si lo estima conveniente”.
Altas expectativas
En complemento, la presidenta de la Asociación de Ganaderos de Magallanes (Asogama), Grani Martic, sostuvo que si bien la anterior propuesta no llegó a buen puerto, hay cifradas altas expectativas de que esta vez, se concrete. “Tenemos los contactos iniciales con quien podría impulsar esto, ya que lo ha hecho con otros sellos de origen en otras localidades, como el cordero chilote. Y en esto la industria, particularmente los frigoríficos y exportadores, están muy interesados en que se pueda lograr. Así que cualquier instancia que contribuya a fortalecer la imagen de un producto regional generará un efecto favorable en la cadena productiva”.
Ante esto, Martic vislumbra que un distintivo de origen potenciará la mayor aceptación de los ovinos magallánicos en mercados desarrollados y exigentes como el europeo. “A ellos les interesa conocer los detalles de cómo es la crianza, los insumos utilizados y cualquier elemento que contribuya a identificar de mejor manera el origen, lo que será posible dar a conocer mediante este sello”.
FUENTE. LA PRENSA AUSTRAL